Catterina Ferreccio, jefa del Doctorado de Epidemiología de la Universidad Católica e integrante del Comité Asesor Covid-19 del Minsal, dice que el virus no ha cambiado en lo sustancial, pero sí las personas, y que ese cambio ha modificado el panorama de la pandemia. Parte con un recuento.

En el corazón del invierno, relata, estuvimos en las cuerdas, pero tras el peak vino un descenso sostenido que se frenó hace solo una semana «debido a las reaperturas». También han disminuido las hospitalizaciones por Covid, aunque esa baja también se ha ralentizado en la última semana.

«El Covid sigue representando el 70% de las hospitalizaciones, pero por lo menos ha habido un desahogo importante», dice. «¿A qué se deben estas bajas? ¿A qué se debe este desahogo?», se pregunta.

«Se debe al autocuidado de las personas», se responde. «Esa es la única explicación seria. La gente ya no se comporta de la misma manera a como se comportaba al comienzo de la pandemia. Sobre todo los grupos más vulnerables, que son los adultos mayores y las personas con enfermedades crónicas, cardiovasculares, respiratorias, los diabéticos y los hipertensos».

Aunque haya «chipe libre», grafica Ferreccio, «los adultos mayores no están saliendo a la calle. No se exponen. Eso significa que los nuevos casos que se están produciendo, no son de aquellas personas que más mal lo pasan en los hospitales. Y es importante que la gente tenga claro esto: que el esfuerzo que ha estado haciendo durante todo este tiempo ha funcionado y va a seguir funcionando».

El principio del autocuidado, dice Ferreccio, cobra especial relevancia en las Fiestas Patrias, «independiente de si estamos en cuarentena, en transición, apertura o lo que sea», porque es una fecha donde se producen situaciones de riesgo. Principalmente por las reuniones familiares. La doctora Ferreccio tiene un par de cosas que decir al respecto.

Al aire libre . «Lo que yo recomendaría es evitar las situaciones de riesgo. Yo soy de la tercera edad y para este dieciocho voy a pasar de largo. Prefiero perdérmelo hasta que aparezca una vacuna o un tratamiento eficaz, que no tenemos. Pero claro, la salud mental es algo fuerte y muchas personas mayoras se deprimen. En ese caso, si es que el grupo familiar decide reunirse, tiene que hacerlo al aire libre de todas maneras. Cada vez hay más evidencia que apunta a que la mayoría de los contagios se produce por vía aérea y exponer a los viejos a un recinto cerrado, es obligarlos a la posibilidad de respirar el virus».

Todos estamos contagiados . «La mentalidad con la que debemos enfrentar estas reuniones es pensar que todos estamos contagiados y que todos podemos contagiar a los mayores o las personas que pertenecen a grupos de riesgo. Ahora se sabe que tanto los asintomáticos como los presintomáticos (contagiados que aún no desarrollan síntomas) pueden contagiar y nadie tiene la varita mágica para saber si está portando el virus o no. Así que a los mayores no hay que ni tocarlos, ni abrazarlos, ni besarlos y hay que mantenerse a una distancia de dos metros de ellos, siempre usando mascarilla. Estando al aire libre y en estas condiciones, es prácticamente imposible contagiarlos».

Nada de canturreo. «Ahora se sabe que uno puede contagiar con el simple acto de respirar, pero contagia aún más si canta o grita. Así que nada de andar canturreando para el 1 8, menos cantándoles en la cara a los mayores. Y si se sientan en una mesa, en el patio de una casa, por ejemplo, tenemos que estar a dos metros de distancia de ellos. Los mayores deben usar también mascarilla siempre, salvo para comer».

Los niños. «Ir con niños a estas reuniones es bien complicado porque es más difícil controlarlos para que mantengan el distanciamiento. Los niños, y esto ahora se sabe con certeza, son capaces de infectar. Hasta ahora los niños no han producido tantos contagios porque la inmensa mayoría ha estado encuarentenada, pero en países donde han vuelto a clases, la epidemia se ha disparado de nuevo. Y se sabe también que los niños contagiados tienen una tremenda carga viral en sus mucosidades».

Uno mismo. «En estos tiempos de transición o apertura, uno mismo tiene que dejarle claro al resto el respeto por las normas sanitarias. Si estoy en una fila de supermercado y alguien se me acerca demasiado, hay que decirle que se aleje. Si entro a un almacén y hay mucha gente, hay que entrar solo si hay garantía que tendré un metro a la redonda de distancia con el resto, por lo menos. Si voy a un restorán, el garzón tiene que usar mascarilla porque es un transmisor.

Si tengo que dirigirme a un lugar, lo más seguro es usar el auto propio, y en caso de no tener auto, la micro, porque tiene más posibilidades con las ventanas. Si quiero salir de la casa porque estoy aburrido, lo más seguro es salir a caminar al parque. Todos los parques debieran estar abiertos, de hecho. Y claro, hay que seguir lavándose las manos y usar las mascarillas siempre. Porque incluso si te contagias usando mascarilla, es muy probable que desarrolles un Covid leve, porque evitaste que la infección fuese con una gran carga viral. Está demostrado que si te contagias con una gran cantidad de virus de una vez, puede que tu sistema inmune no alcance a reaccionar con suficiente fuerza». Actualidad.

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