Una nueva arma para combatir la hipertensión se está desarrollando en Chile, basada en el uso de una molécula que se encuentra en la sangre. Los estudios, dirigidos por la investigadora asociada del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (ACCDiS), Dra. María Paz Ocaranza, han mostrado que al suministrarla (de forma externa) puede disminuir la presión arterial y, además, tener un efecto reparador en el corazón y otros órganos.

El tratamiento farmacológico habitual se basa en medicamentos que inhiben la producción o acción de la angiotensina II, una molécula que se genera enzimáticamente a partir de la angiotensina I y que incrementa directa e indirectamente la presión arterial, explica el investigador asociado de ACCDiS, Dr. Mario Chiong.

El académico de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la U. de Chile añade que “tiempo atrás describimos que la angiotensina I se podría convertir en otro péptido distinto a la angiotensina II, que es la angiotensina 1-9”, un péptido pequeño de nueve aminoácidos que se pensaba que era inactivo, pero que los investigadores descubrieron que además de tener actividad biológica, posee una acción contraria a la angiotensina II.

“Estudiando modelos animales con enfermedades cardiovasculares e hipertensión, se observó una disminución en la concentración de esta molécula. Y constatamos que al ser nuevamente administrada de forma exógena, la presión arterial de estos animales disminuía y el corazón recuperaba la función cardíaca. Administrar el péptido de manera exógena reduciría en un 40% los daños,”, agrega la integrante de la División de Enfermedades Cardiovasculares de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica.

El Dr. Chiong apunta que los medicamentos que han demostrado mayor efectividad en combatir la hipertensión reducen entre un 15% y 20% el daño de órganos. Sin embargo, con estas investigaciones se pudo demostrar que el péptido, además de disminuir los valores de presión a nivel equivalente, reduce sobre un 40% el daño a órganos. Por lo tanto, además de ser un anti hipertensivo, funciona como un cardioprotector. “Si a un modelo animal le damos un estímulo hipertensivo y luego se le administra la molécula, ésta previene el desarrollo de la hipertensión. Si un animal que ya es hipertenso recibe la angiotensina 1-9, observamos una disminución importante de su presión arterial”, ejemplifica la Dra. Ocaranza.

PATENTES

Desde 2008 el equipo investiga la angiotensina 1-9. Primero, descubrieron su capacidad para impedir un anormal crecimiento cardíaco, hallazgo que permitió solicitar la primera patente en Chile –como agente cardioprotector– y que fue después validada en Europa y EE.UU. Una segunda solicitud de patente, para utilizar la molécula como antihipertensivo, fue recientemente autorizada.

Hasta ahora, “el péptido ha completado todos los test preclínicos sin ninguna falla, estimándose que su uso sería absolutamente seguro. Hace 20 años, era muy frecuente usar beta bloqueadores como antihipertensivos, pero quienes los empleaban, si bien normalizaban la presión, tenían tasas de mortalidad y de daño muy similares a los que no usaban el medicamento, ya que éste no protegía a los demás órganos y, por tanto, los pacientes terminaban falleciendo por esas complicaciones. Pensamos que este medicamento podrá tener el doble de protección con relación a otros y, lo más importante, es que sería realizado en Chile”, añade el Dr. Mario Chiong.

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Fuente: Diario Financiero